Miel y diabetes, dos realidades que no siempre son opuestas
El alto contenido en glucosa que tiene la miel la convierte, en la mayoría de los casos, en enemiga de los enfermos de diabetes, aunque hay algunas excepciones que se deben poner de relieve.
Composición
Que la miel tiene un 40% de glucosa, es decir, de azúcares, es una realidad incuestionable.
Que la mayoría de enfermos de diabetes no pueden consumir azúcar también es un hecho objetivo. Por lo tanto la conclusión lógica si ponemos en relación estas dos afirmaciones es que miel y diabetes, no puede ser una buena mezcla. Llegaríamos a la conclusión de que los diabéticos no pueden tomar miel.
Sin embargo, esta aseveración no se puede realizar de manera tan rotunda y vamos a explicar el porqué.
Qué es y tipos de diabetes
La diabetes es una enfermedad que consiste básicamente en que el páncreas deja de fabricar insulina.
Esta hormona es clave para absorber la glucosa que entra en la sangre. Por lo tanto, sin insulina, los azúcares se retienen en el sistema sanguíneo.
Dentro de esta enfermedad existe la diabetes tipo 1 que afecta normalmente a niños y jóvenes y se caracteriza por que el sistema que combate las infecciones del organismo se vuelve contra sí mismo, en este caso contra el páncreas, y por lo tanto se deja de producir insulina.
Por su parte, la diabetes tipo 2 es la más común, afecta a los adultos y se distingue por que el páncreas produce una reducida cantidad de insulina y además el organismo no aprovecha bien la poca que hay.
También existe la diabetes gestacional, que es la que sufren las embarazadas.
¿Puedo consumir miel siendo diabético?
Con este panorama puede parecer que la combinación de miel y diabetes es explosiva, pero como en todo en la vida hay excepciones.
Por un lado, algunas personas que soportan esta enfermedad pueden consumir el endulzante de las abejas si es en pequeñas cantidades. Para ello deben consultar previamente a su médico.
Normalmente este consumo se tiene que limitar a una pequeña cucharada de miel, preferiblemente mezclada con un alimento que contenga mucha fibra.
La razón es simple.
La fibra tarda más tiempo en ser digerida por el organismo, lo que propicia que los azúcares pasen a formar parte de la sangre de una manera más pausada y controlada. De esta manera se minimiza el efecto negativo de la glucosa que contiene la miel.
Por otro lado, hay otra excepción que permite que personas diabéticas puedan tomar miel.
Se trata de los enfermos que además padecen hipoglucemia, es decir, cuando la concentración de glucosa en la sangre es demasiado baja. Estos pacientes necesitan en ocasiones tomar azúcares para aumentar ese nivel.
En esta circunstancia entra en escena la miel, que es sin duda una de las mejores herramientas para volver a poner todo en orden.
Aunque las contraindicaciones de la miel para pacientes diabéticos son lógicas y severas, otros productos de la colmena tienen un papel totalmente opuesto.
Es el caso de la jalea real, que puede hasta ofrecer efectos beneficiosos siempre que previamente se consulte a un médico. Algo parecido ocurre con el polen, que consigue regular los niveles de glucosa, y con el propóleo, que es capaz de realizar el efecto contrario a la miel, es decir, bajar las cotas de azúcar en sangre.
Fuente: www.universomiel.es