El polen en la colmena, mucho más que proteínas
Los granos de polen son una multitud de cuerpos microscópicos, contenidos en los sacos polínicos de la antera de la flor. Ellos constituyen los gametos fecundantes masculinos en las plantas superiores que colectan las abejas por ser la única fuente de proteínas, aminoácidos, lípidos, vitaminas y minerales de la colmena.
En condiciones normales las abejas no utilizan la pelota de polen en estado fresco sino elaborado en pan de abejas. Las abejas obreras transportan el polen agregándole néctar y secreciones salivares (que son muy ricas en enzimas), una vez llegado a la colmena el polen es empacado dentro de las celdas del panal de cría, las celdas son operculadas con una capa delgada de miel, en un ambiente anaeróbico, a 38° C.
En tales circunstancias, en presencia de calor y humedad, el polen germina y luego se desprende de la envoltura que lo protege para iniciar su fermentación láctica. Este polen almacenado sufre cambios bioquímicos que hace que se incremente la acidez y es conocido entonces bajo estas condiciones por «pan de abejas» natural.
La conversión del polen en pan de abejas natural y los cambios bioquímicos asociados a este generalmente han sido postulados como un resultado de la acción microbiana, en donde ocurre fundamentalmente una fermentación ácido láctica causada por bacterias y levaduras.
Para las abejas adultas el pan de abejas es necesario para poder fabricar las diferentes secreciones que ellas producen: jalea real, los fermentos salivares, y la cera, además de ser imprescindible en el desarrollo de las glándulas hipofaringeas y para la formación de los cuerpos adiposos que permite a la abeja pasar el invierno. Ello ocurre al inicio de su vida adulta, antes de que salgan de la colmena a pecorear. Las larvas en el cuarto día de su desarrollo comienzan a alimentarse con el pan de abejas, si se alimentan con pelotas de polen su desarrollo se retrasa (Astaruskene, 1990).
La fracción proteica del polen contiene también una espectacular cantidad de enzimas (están presentes todas las clases de enzimas) y especialmente la amilasa, la invertasa, ciertas fosfatasas, transferasas, así como una multitud de cofactores enzimáticos, como la biotina, el glutatión, el NAD o ciertos nucleótidos. Hay que añadir que la concentración en proteína depende de la especie de vegetal y la variabilidad de la especie.
En el polen hay un 5% de grasas (en miel no hay grasas). Las abejas necesitan un 5% de grasas en la alimentación para mantener el equilibrio.
El metabolismo de las grasas está asociado al de los hidratos de carbono. Los azúcares de la miel se transforman en grasas internas gracias a cofactores presentes en el polen.
El papel del polen es vital. Aporta toda la fase nitrogenada, toda la grasa, vitaminas, proteínas y cofactores. Se producen compuestos de defensa individual (péptidos).
Flora intestinal: En el interior de este canal alimentario medio, en su pared, viven una serie de bacterias beneficiosas, lo que se llama la flora intestinal. Estas bacterias consumen los restos de nutrientes que quedan por allí, y a cambio fabrican vitaminas y compuestos biológicos que el epitelio intestinal absorbe y la abeja aprovecha. Este consumo de los restos de nutrientes evita que sean aprovechados por esporas de bacterias u hongos para desarrollarse.
A propósito de flora intestinal, cuando la abeja nace no la tiene, la adquiere con el consumo del polen almacenado en la colmena. Este polen lleva una serie de microorganismos que, unidos a los existentes en la colmena, y gracias al apisonado y humectación con néctar que le hacen las abejas, se trasforma en un polen ensilado, con una fermentación beneficiosa, como la del yogurt o el forraje, que lo hace más rico en nutrientes y vitaminas. Si no hay una buena recolección de polen hay problemas por falta de estos microorganismos en el intestino de las abejas (como nosotros cuando tomamos antibióticos y matamos la flora intestinal).
Las grasas en la colmena están representadas en la jalea real y en la cera. Si no hay polen no hay producción de jalea real y cera. Las abejas encuentran hidratos de carbono en el néctar (80%) y en el polen (40%), y forman dos tipos de grasas a partir de estos azúcares:
La cera (que es una grasa sólida a temperatura ambiente) y sus grasas internas, que acumulan en unas células vacías, llamadas trofocitos o adipocitos (del tejido adiposo), sobre todo en otoño. Para que se produzcan esas transformaciones es imprescindible la presencia de ciertos componentes que están en el polen y que son otras grasas, enzimas… que actúan como iniciadores y catalizadores de esas reacciones químicas. Algunas de estas grasas no pueden ser «fabricadas» por las abejas, las han de tomar ya «formadas» en la dieta (polen), a este tipo de sustancias, no «fabricables», se les llama vitaminas.
Cuando hay abundante polen de calidad además de criar larvas de obreras las reinas ponen óvulos para criar zánganos y las colonias renuevan sus reinas, se reproducen y multiplican, pero si se corta el ingreso de polen o este es de mala calidad lo primero que se corta es la cría de zánganos. Esto indica que la multiplicación de las colonias de abejas está ligada directamente a la adecuada provisión de polen de calidad a la colmena.
Resumiendo:
Las abejas fermentan al polen y lo transforman antes de consumirlo en pan de abejas, que es el alimento principal de las larvas y de las abejas adultas jóvenes.
El pan de abejas es imprescindible porque aporta toda la fase nitrogenada, toda la grasa (5%), vitaminas, cofactores etc.
Las proteínas contribuyen en la producción de la cría y en la acumulación de proteína corporal.
Los cofactores, enzimas y vitaminas son imprescindibles para poder producir diversas secreciones como: jalea real, fermentos salivares, la cera (contiene cofactores que catalizan la transformación de los carbohidratos del néctar en cera).
Contiene bacterias propias de la flora intestinal de la abeja.
Contribuye en la fabricación de los péptidos propios de la defensa del organismo de la abeja.
Estimula la postura de óvulos para la cría de zánganos, sin polen no hay nacimientos de zánganos se paraliza la reproducción.
Interrogantes
¿Los sustitutos de polen podrán ser ensilados como el polen? Aportan la fase nitrogenada, tal vez el 5% de grasa pero …
¿Aportarán las vitaminas, cofactores, enzimas necesarios para producir las secreciones salivares, jalea real, cera, y otros?
¿Contendrán la flora bacteriana necesaria para el intestino de la abeja?
¿Se producirán las reacciones químicas necesarias para producir los compuestos propios a la defensa del organismo de la abeja (Péptido)?
Conclusión
No hay respuestas con aval científico a esas preguntas. Es un tema complejo y poco estudiado pero seguro que no es lo mismo alimentar con miel y polen fresco que con sustitutos.
Si bien es cierto que ante la falta de polen o de polen de buena calidad las abejas recurren a otros alimentos como ser:
- Harina de maíz, mijo, centeno, y otros cereales.
- Las Africanas Apis mellifera scutellata en ocasiones recurren a las esporas de hongos.
- Todas las abejas se comen las crías diploides.
- Se comen las crías cuando falta alimento.
- Las scutellata se comen las crías cuando por falta de alimentos tienen que emigrar.
- Es un hecho que las abejas se comen las larvas lastimadas o recién muertas.
- Hay apicultores que afirman que las colonias resistente a la Loque se comen las larvas muertas.
Y ante la falta de aporte energético del néctar de las flores, acuden a una infinidad de recursos entre los que se puede mencionar:
- Frutas maduras y lastimadas, uvas, ciruelos, sandías, frutas cítricas, y una gran variedad de frutas de monte.
- Excreciones de los afidios.
- Secreciones de las plantas en yemas, hojas, y lastimaduras varias, etc.
Esto en parte demuestra la gran capacidad que tienen las abejas de sobrevivir en situaciones límites. Recurren a esta alimentación sustituta por cuenta propia pero solo en situaciones muy especiales de crisis alimentaría o sanitaria. En situaciones normales recurren al néctar y polen de flores.
Se utilizan una infinidad de sustitutos proteicos para las abejas entre los que se puede mencionar:
- Harina de soja.
- Levadura de cerveza.
- Leche en polvo descremada.
- Sustituto de leche para terneros.
Era una práctica antigua del productor de jalea real moler las larvas de las futuras reinitas para devolverles a las abejas como suplemento dietario.
Pero ninguno es igual al polen multifloral, contienen algunos aminoácidos pero no todos, no contienen todos los factores, enzimas, vitaminas y flora microbiana que contiene naturalmente el polen.
En situaciones de extrema necesidad y ante la falta de miel y polen fresco podría aportarse algunos sustitutos momentáneamente, pero como apicultores debemos tratar de dar la mejor alimentación a nuestras abejas así como la miel y el polen son sus mejores alimentos.
Algunos apicultores reconocen que alimentando las abejas con leche y azúcar se logra duplicar la producción de jalea real pero esta es de inferior calidad. Y al ser la jalea de inferior calidad ninguna duda que las larvas, obreras, zánganos, reinas no se desarrollarán de manera óptima.
Asimismo reconocen que si se alimenta con jarabe de azúcar u otros sustitutos a las colmenas criadoras de reina estas nacen robustas pero no son capaces de mantener alta postura por mas de un año y hay que renovarlas.
La mayoría de los alimentos se aprovecha entre del 30% al 70%, el resto son desechos que se transformaran en heces. La miel consumida por las abejas que invernan se digiere en un 100%. Si le damos jarabe de azúcar a las abejas en invierno sin que puedan salir a librar las heces, se enferman de diarrea que a veces es confundida con nosemosis.
Fuente: apismelliferaturis.blogspot.com